Cambio de prioridades
Te has preguntado, ¿cuántas veces al día te la pasas preocupándote y ocupándote de cosas que realmente no son importantes en tu vida? No temo al decir que es la mayor parte del tiempo.
Regularmente en el día, tenemos poco tiempo para enfocarnos en nosotros mismos, vivimos atareados en esta vida pragmática que nos consume la mayor parte del tiempo, pero inclusive, cuando logramos tener un momento de tranquilidad, nos ocupamos en ese tiempo de actividades que realmente no son fundamentales para nuestro propio ser, un claro ejemplo de esto, es el tiempo que invertimos en las redes sociales, preocupándonos por mostrar al "mundo" nuestros pequeños logros o nuestras actividades diarias, nos preocupamos por crear un imaginario de nosotros mismos en los demás.
Evidentemente ocurre lo mismo con las personas que pasan horas enteras frente al televisor, dejando pasar tiempo valioso de su día, aún más, de su vida. Lo mismo ocurre cuando nos preocupamos por satisfacer nuestros deseos egoístas, tan exaltados en el hombre moderno. Las prioridades de vida de las personas, se centra en la obtención de lo que dentro de la sociedad está catalogado como éxito, un concepto que se fundamenta, según esta sociedad en; obtener siempre lo más novedoso, lo que me haga destacar de los demás, ser superior a las demás personas, tener más que los otros. El éxito de esta sociedad principalmente se basa en: la familia, el trabajo y el dinero. Cabría preguntar, ¿cuán alejado pueden estar estas tres prioridades de una verdadera plenitud de vida, cuando dentro de estas prioridades no se tiene a la persona misma, es decir, al desarrollo personal, que involucra tanto el cuidado de sí mismo, el conocimiento de sí mismo y principalmente, el amor por sí mismo?
Está claro que, no está mal preocuparse por obtener un buen empleo, preocuparse por tener una estabilidad social y económica favorable, pero el problema surge cuando centramos y fundamentamos nuestra vida en eso, pues entonces nos olvidamos de lo realmente importante de la vida, como: pasar tiempo de calidad con las personas que más apreciamos, construirnos día con día como seres finitos que somos, gozar de la ausencia del dolor de la vida, ocuparnos de nuestra experiencia vital.
Quizá debiésemos dejar de prestar atención a las cosas que no son realmente importantes en la vida, replantearnos nuestras prioridades de vida, nuestros fundamentos, y así comenzar a ocuparnos de lo que nos construye como seres vitales en un mundo de conflicto y dolor.
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