Entre el mundo de la condena
Siempre me he sentido más cómodo, más tranquilo, más
propio estando solo. La soledad, pienso, es la mejor sino es que la única
posibilidad de que podemos ser quienes realmente somos. Lejos de la visión
"romántica" de la soledad, creo que la soledad ha sido y es una
necesidad humana.
Cuando escuché por primera vez la frase de Sartre: "El
infierno son los otros", encontré mucho sentido entre esas escasas cinco
palabras, ¿Quién puede negar que a veces son insoportables los otros? al
menos a mí, me parecen insoportables la mayor parte del tiempo. El ser
humano en general, me parece una bestia bastante rara y extraña.
A veces quizá exagere demasiado, quizá refleje mi propia
miseria en los otros, pero después de todo, quién no es miserable en esta vida,
todos intentamos ocultar y satisfacer nuestra insuficiencia humana, este
sistema consumista y toda la publicidad se ha aprovechado de
este deseo insaciable de los hombres, siempre impulsándonos a
satisfacer nuestra carencia existencial.
A veces quizá exagere, no lo sé.
La cuestión es que, tal como lo siento, en estos
momentos vivimos ante el mundo de la condena, vivimos en el mundo de las
críticas y los prejuicios, todo ahora queda excluido, las redes sociales se han
convertido en un muro de críticas, prejuicios, y condenas. El ojo
humano siempre observa condenando, entre todas esas miradas insoportables de
los otros, se encuentra la condena humana. El hombre ha sido el único y
mejor destructor de su propia especie, de su propio mundo.
La mirada de los otros, es la mirada de la condena.
A veces quizá exagere, no lo sé.
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